Muchas aplicaciones que instalamos en nuestro equipo se activan automáticamente para arrancar al inicio del sistema. Esto es un inconveniente ya que cuanto mayor sea el número de estas más tardará el sistema en cargar y se utilizará más memoria Ram inútilmente.
Es recomendable que todas aquellas aplicaciones que no utilicemos habitualmente sean desactivadas del inicio del sistema ganando velocidad, rendimiento y reduciendo el tiempo de carga del sistema operativo.
En las versiones anteriores de Windows, el arranque automático se encontraba ejecutando la aplicación “msconfig”, sin embargo, con el nuevo Windows 8 esta tarea se ha simplificado notablemente y los programas que arrancan al inicio del sistema ahora se encuentran situados en el administrador de tareas del sistema.
Para abrir este administrador de tareas debemos pulsar la combinación de teclas “Control + Shift + Escape” y nos aparecerá una ventana similar a la siguiente.
Pulsaremos sobre el botón “Más detalles” para ver el administrador de tareas completo de nuestro sistema.
En la parte superior veremos una serie de pestañas. Para controlar las aplicaciones que arrancan en nuestro sistema debemos seleccionar la pestaña “Inicio” y veremos un apartado similar al siguiente.
Todas las aplicaciones que nos aparecerán aquí son aquellas que arrancan al inicio del sistema. Podemos habilitarlas y deshabilitarlas a nuestro gusto. Para deshabilitar el arranque automático de una aplicación simplemente debemos pulsar con el botón derecho sobre ella y seleccionar la entrada “Deshabilitar”.
El apartado “Estado” nos mostrará si las aplicaciones que aparecen en la lista están habilitadas para el arranque automático o de lo contrario se encuentran deshabilitadas.
Debemos tener cuidado con las aplicaciones que deshabilitamos ya que algunas pueden ser necesarias para un correcto funcionamiento del sistema. Debemos limitarnos a deshabilitar el arranque de aplicaciones instaladas manualmente como Adobe, Skype, Java, etc. Nunca debemos deshabilitar el arranque de los drivers del sistema ya que sin ellos el funcionamiento podría no ser el óptimo.
Una vez deshabilitados los programas que no queremos que arranquen debemos reiniciar el sistema y en el próximo arranque ya no tendremos dichas aplicaciones cargadas por defecto en la memoria.